Cachicamo is a work that has distilled the essence of the folk music from the eastern region of Colombia, the oriental plains. Rooted in the culture that comes from a completely agricultural part of the country (specifically cattle raising), this music is born in the everyday of our horse-riding eastern cowboys and farmers. Intensely polyrhythmic, with a heavy nostalgia tainted with the endless horizon of the plains in this region, you can feel horse’s gallop, the nervous cattle being rounded up, and the hallucinating songs from thousands of birds. Andrea Hoyos has taken this music and given it a new direction. She has brought it to a scenario where its folk instruments (harp, cuatro, maracas and bandola llanera) have been replaced with a typical jazz septet (alto and tenor saxophones, trombone, guitar, piano, double bass, and drums) and, therefore, infused it with the intense, creative, and introspective spirit of the jazz tradition. The word “fusion” gets thrown around too easily these days, but this truly brings something new to the table.

Cachicamo es un trabajo que ha logrado destilar la esencia de la música llanera colombiana. Enraizado en una cultura que viene de una región agrícola del país (conocida por el trabajo de ganadería especialmente), el Joropo nace del día a día de los ganaderos y agricultores. Con gran intensidad polirrítmica, y una nostalgia pesada teñida del horizonte infinito de las llanuras de la región, se puede sentir el galope de los caballos, el ganado nervioso siendo arreado, y las alucinantes melodías provenientes de miles de aves. Andrea Hoyos ha tomado esta música y le ha dado una nueva dirección. Ella la trajo a un escenario donde su instrumentación típica (arpa, cuatro, maracas y bandola) ha sido reemplazada por un típico septeto de jazz (saxofones alto y tenor, trombón, guitarra eléctrica, piano, contrabajo y batería). Así mismo, ha fusionado la música llanera con el espíritu intenso, creativo e introspectivo propio de la tradición del jazz. La palabra “fusión” es usada de más hoy en día, pero Cachicamo trae algo realmente nuevo a la mesa.